jueves, 18 de febrero de 2010

Gracias de nuevo Altolaguirre


Esta poesía olvidada de un poeta inexplicablemente minimizado por la memoria de los libros cambió mi vida. Ésta llegó de manera casual a mí como si fuese un hálito del destino, esta creencia mesiánica me dio el impulso necesario que toda rueda necesita para iniciar su avance. Al no ser mi intención ir contando mi vida diré tan solo que aquel impulso determinó mi posterior devenir y la salida a la búsqueda de una vida mejor.
Quince años después de mi particular revolución de los claveles de nuevo estoy atascado, perdido en medio de un millón de árboles que me impiden ver la salida más allá del bosque. Necesito un detonante, un algo de un alguien más alto que pueda ver por encima de las copas más por mucho que espero nadie aparece por ninguna parte. De pronto un vago recuerdo llega a mi cabeza como el aroma de la taza de té llega al protagonista de "En busca del tiempo perdido". En aquella ocasión ningún santo santorum vino a mi rescate, sólo el verbo me dio la llave que abrió la puerta de la celda donde sentía estar encerrado. Ahora no me quedaré esperando la inspiración divina, esta vez haré el camino a la inversa, seré la montaña en busca de Mahoma. Esta vez seré yo quien acuda al rescate de unos versos olvidados para que de nuevo cambien mi vida.
Ya que no puedo ser libre
agrandaré mis prisiones.


Cambiaré los tristes muros
por alegres horizontes.
No pisaré ningún suelo
sino abismos de la noche. 

Techos que a mí me cobijen cielos serán los mejores.

Ya que no puedo ser libre
agrandaré mis prisiones.

M. Altolaguirre